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la lola

Había una vez

Indiferencia

Indiferencia

Habían pasado al menos cuatro años desde la última vez que la había visto y seguía viéndola tan poco atractiva; desde sus inicios en la universidad él había decidido y aprendido que su cuerpo era un templo al que había que cuidar -vaya cliché pensó ella la primera vez que le escuchó aquella frase-, esto le impedía entender porque ella no se preocupaba por el suyo, en los seis años que estuvieron juntos ella nunca hizo nada por cuidar su templo.

Se acerco una guapa pelirroja que con un suave roce puso en sus manos una mezcla de tequila, limón y soda, conversaba con la pelirroja mientras continuó observándola disimuladamente, se dio cuenta que esta vez tenía el cabello más largo pero continuaba siendo negro, no se lo había teñido como la mayoría de las mujeres que lo tiñen cada vez más jóvenes, recordó que cuando la vio por primera vez aquella mañana en que sus caminos se cruzaron lo tenía aún más largo y al cabo de un par de años, tenerlo arriba de los hombros fue el primero de algunos cambios que hizo en su aspecto, curiosamente poco tiempo después de la muerte de su padre, un par de semanas después de ese deceso también fue la primera vez que se besaron, aquel beso había sido largo y en extremo excitante, era la primera vez que sus cuerpos probaban otros labios, sentían otra lengua, se encendían, se humedecían con la cercanía, el contacto, era la primera vez que sentía profundo miedo al sentirse incapaz de controlar sus emociones con tan sólo un beso.

Sus manos sostenían un vaso con una mezcla como la suya, sus dedos carnosos terminaban en aquellas uñas blancas con el largo perfecto que tantas veces arañaron su espalda –suspiró con añoranza-; la pelirroja reclamó su atención con dulce voz y ligero coqueteo, así que tuvo que regresar a aquella conversación por lo que no se percató cuando la chica de cabellos negros dejo aquel jardín, hasta que tiempo después escucharía su risa provenir del interior.

Dentro estaban algunos invitados, entre ellos la amiga que acompañaba a la chica de cabellos negros a la fiesta, charlaban con un par de tipos que parecían buscar algo más que una conversación inteligente y entretenida; de pronto la chica de cabellos negros prestó atención a la pelirroja en el jardín, le pareció hermosa, tierna, así como siempre le han atraído, -muy diferente a mi pensó para sí-; sintió algo de nostalgia por aquellas manos que alguna vez la acariciaron y ahora la acariciaban a ella, pero esa nostalgia venía acompañada del recuerdo de los motivos por los que la relación a pesar de haber durado seis años no había avanzado; la pelirroja dio un paso a su costado y lo pudo ver por completo, no entendía como le atraía si la verdad es que no era del tipo que se considera apuesto, la barba le crecía poco, era más bien lampiño, aunque ella disfrutaba cuando pasaba su cara por su espalda, por su cuello; pero su postura le seguía pareciendo tan desfigurada, insulsa -más que su postura física lo que reprochaba era su postura tibia ante la vida-, aunque vio sus cejas y sonrío, sus cejas siempre le habían gustado, al tiempo de estar con él se daría cuenta de su atracción por ese tipo de cejas pobladas, definidas; sin darse cuenta ni poder impedirlo sus interlocutores y ella misma se dirigían a donde estaba la pelirroja con él.

Se saludaron escuetamente por cortesía, la conversación entre un mayor número de personas da mayor oportunidad de estar en silencio, pensar, recordar, fantasear y él recordaba como esos labios le habían enseñado a besar, le habían enseñado a acariciar, ella tuvo oportunidad de ver sus cejas de cerca, de estar a tan poco de tocar sus manos, de ser tocada por sus manos, él deseó cerrar sus ojos y  recorrer su espalda, su cuello, todo su tibio cuerpo con su barba y sus manos, ella deseaba sentir sus labios, sentir su piel rozando la suya de nuevo, sentir su calor; en ese momento en que sus deseos coincidían sus ojos también coincidieron, sus miradas se abrazaron calurosamente, casi desnudándose, casi penetrando y siendo penetrada; sin embargo abruptamente se repelieron, él se lleno de miedo al sentirse fuera de control, mientras ella se lleno de rabia al saber que él la evadía lo más que podía para no afrontar su deseo -cuatro años es demasiada resistencia-.

Poesía

Poesía

Uno piensa que al caer accidentalmente al mar la reacción inmediata es tratar de empujarte a la superficie, por eso es tan difícil entender cómo su cuerpo cayó como un piedra al agua, sin mover un brazo, sin dar una patada, un cuerpo inerte hundiéndose tan lentamente que pareciera poesía, tan rápido que resulta frustrante no poder sacarlo, porque uno se olvida de la poesía, no comprende las razones de esa sonrisa yendo a la profundidad, uno quiere salvarle la vida, cuando en realidad esa no existía desde el momento en que cayó y decidió hacer poesía.

Hoy tuve sexo

Hoy tuve sexo

Hoy tuve sexo y había decidido disfrutarlo porque hacía mucho que nadie más que yo estaba dentro de mi y la verdad eso es bastante injusto e insuficiente, así que me olvide de todos esos motivos que normalmente me harían rechazar el acoso obsceno de alguien que no es mi tipo y en lugar de eso accedí, claro no fue tan fácil tampoco, pasé por unos minutos en que casi me arrepiento y otros en que me estaba híperventilando, pero después de eso sólo fue sexo; hasta que me topé con esa mirada furtiva, con esa mirada que espía el placer del otro y entonces deseé estar con alguien que me hiciera sentir esa necesidad de mirar clandestinamente como el otro esta disfrutando y cerrar los ojos al ver que es turno del otro para disfrutar de esos segundos de placer visual; en ese instante cerré los ojos, no porque fuera el turno de mi consolador humano, sino para que no me viera, sí, cerré los ojos para que no me viera así como hacen los niños, pensando que si yo no lo veía él no me vería, cerré los ojos y tuve sexo.

Caricias heladas

Caricias heladas Como todas las noches se había lavado la cara y cepillado los dientes para ir a dormir, se dirigió a su cama, se sentó en el borde y abrió la cortina, seguía lloviendo y la temperatura había bajado aún más, sentada ahí se preguntaba si nevaría al amanecer o en los próximos días, el cielo estaba realmente oscuro, se veían sólo la lluvia y unas ramas de un árbol junto a la ventana, se saco las pantuflas y se recostó; en ese pequeño instante, justo antes de echarse las cobijas encima, se percato de las caricias del frío en su cuerpo, partes heladas,  zonas erizadas aparentemente de la nada, esos segundos resultaban tan placenteros como cualquier caricia cálida que le hubiesen podido dar, terminó por meterse entre las cobijas, quizá los sueños le darían un poco más de aquello.

Bajo la luna llena

Bajo la luna llena

La coronilla roja incandescente que se dibujaba cada vez que inhalabas un poco más de nicotina se comparaba pálida con el brillo de mis ojos al verte, la luna llena frente a nosotros, el aire fresco alborotando mis cabellos y coloreando mi piel, nada mejor que tus brazos como cobijo, tus palabras suaves en mi oído,  erizándome hasta el alma, un escalofrío oportuno sirve para unirnos más, la nicotina se termina y posas tu cabeza en mi hombro, hueles mi cabello,  rozas tus labios en mi cuello, tus besos me derriten, quedo completamente desarmada ante ti y cierro los ojos para sentirte,  tu ternura me deshace, haz conmigo lo que quieras que yo también lo deseo.

Hoy llueve

Hoy llueve

Hoy llueve y el sonido del agua a mi alrededor, la brisa húmeda y el cielo oscuro me llevan a cavilar en el olor del cálido invierno que se avecina; empapo mis labios con un sorbo de té que me llena de ausencias, de anhelos y añoranzas; mi piel se eriza con la mezcla maquiavélica de aire frío, truenos y recuerdos; estoy sola y mi corazón se inunda de nostalgia, el tiempo me sabe amargo y la melodía taciturna me sigue abofeteando aunque el cielo ya ha escampado. ♥

Tu partida

Tu partida

Como cuando los niños pequeños se cubren los ojos y no ver al otro les hace creer que desaparecen ante la mirada de los demás, así pareciera que tu partida no se fuera a llevar a cabo al no hablar de ella, el no pronunciar palabra sobre nuestra inminente separación nos hacía permanecer con un grado aceptable de tranquilidad y una tolerable angustia enmascarada con un desbordamiento de expresiones de afecto que no eran otra cosa que una despedida velada.
Hoy te vas y mis manos ya extrañan las tuyas, mis labios tiemblan y no pueden pronunciar palabra alguna, tengo los ojos abiertos pero sólo logro ver un sin número de escenas y situaciones que compartimos,  las sinápsis en mi cabeza son torpes no logran conectar asertivamente una con otra, mis piernas no responden, mi rostro empapado no atina a expresar el dolor que siento, mi cuerpo entero da muestras de ello, no se necesitan palabras para reflejar el abatimiento del alma.
Quisiera estar soñando, quisiera descubrir mi rostro y verte frente a mi, sonriendo.

Usame

Usame

No esperaba verte por lo que el advertir tu silueta en mi puerta me asombro en un principio, me incorporé y sin esperar a que dijera nada te abalanzaste sobre mi, me tomaste con una fuerza que nunca antes había sentido, me besaste con hambre, con una ansiedad que devoraba tanto mis labios como mi aliento,  con tal celeridad me tiraste al suelo, abriste tu cremallera, tomaste mi cabeza y la acercaste a ti, como cachorro famélico intentaba saciar mi apetito,  permanecí ahí hincada mientras exigías que no me detuviera, mientras tu cuerpo se sacudía y mi boca se llenaba de ti, satisfaciendo así tu deseo te marchaste dejándome ahí con tu sabor en mi boca, con mis deseos húmedas insatisfechos.

Encuentro

Encuentro

El  calido olor lascivo invadía la habitación,  se devoraban uno a otro con ansias desbordantes, como si fuera la primera vez, como si fuera la última vez, transitando cada milímetro de sus cuerpos, cada parte, cada hueco, penetrándose y disponiéndose a ser penetrados hasta lo más recóndito de sus seres, como si fuese posible desleírse en uno mismo, sus gemidos ahogaban el sonido de la lluvia en los cristales; se prodigaban toda clase de caricias feroces, todas con una carga abrumadora de ternura, era una escena de completo derroche de amor de la cual terminaron extasiados, sosegaron sus deseos libidinosos pero lo más agotador era desasirse nuevamente, volver cada uno a su camino sin saber en que momento volverían a coincidir para amarse nuevamente como nunca, igual que siempre.

Tiempo

Tiempo Por favor Tiempo pasa rápido y llevate este grito de silencio que me frustra!

Una tarde lluviosa

Una tarde lluviosa Una densa cabellera negra hacía destellar la blancura de aquel cuerpo que yacía inerte en medio de la pieza; los espectadores de la escena perdían de vista la sombra marrón que lo situaba en otro plano al fijarla en las líneas magistralmente dibujadas de su silueta. Todavía repiqueteaban las gotas de lluvia en los cristales, el viento los zarandeaba inquietante, el olor a libros de las paredes tapizadas de ellos se combinaba ahora con el de la emanación de sangre. El ambiente estacionario se había apoderado de todo cuanto persistía en la escena, sólo en seguida de vencer el estupor se percataron de la copa y el pastillero vacío sobre el borde del ventanal. Después de haber realizado todas las medidas pertinentes procedieron a mover el cadáver, al darle la vuelta y ver su expresión se disiparon las dudas, le habían arrancado el corazón.

Una tarde lluviosa

Una tarde lluviosa Una densa cabellera negra hacía destellar la blancura de aquel cuerpo que yacía inerte en medio de la pieza; los espectadores de la escena perdían de vista la sombra marrón que lo situaba en otro plano al fijarla en las líneas magistralmente dibujadas de su silueta. Todavía repiqueteaban las gotas de lluvia en los cristales, el viento los zarandeaba inquietante, el olor a libros de las paredes tapizadas de ellos se combinaba ahora con el de la emanación de sangre. El ambiente estacionario se había apoderado de todo cuanto persistía en la escena, sólo en seguida de vencer el estupor se percataron de la copa y el pastillero vacío sobre el borde del ventanal. Después de haber realizado todas las medidas pertinentes procedieron a mover el cadáver, al darle la vuelta y ver su expresión se disiparon las dudas, le habían arrancado el corazón.

Ataque de glisada

Ataque de glisada no mas!

Me abrazaste

Me abrazaste Balbuceabas sobre nimiedades que te habían ocurrido a lo largo del día mientras yo estaba absorta observando las estrellas desde la ventana, era un cielo repleto de estrellas, demasiado lindo, un cielo como hace mucho no veía.
Te acercaste a la ventana indagando el objeto de mi embeleso; adevertí la ternura de tu mueca, fue irremediable la atracción de nuestras miradas, tomaste mis manos y me abrazaste, contemplábamos juntos ahora las estrellas.
Paso una estrella fugaz y me abrazaste fuerte mientras tus labios pronunciaban te amo, nuestros rostros se acercaban y de pronto sentí frío, mucho frío, no había dejado de llover desde que me acosté, tomé la sabana y me cobije.

Olor a viejo

Olor a viejo He estado junto a ti tantos años, hemos compartido tantas cosas que a veces me confundo contigo, pienso que algunas cosas las hice yo cuando en realidad las hiciste tu, creo que algunas cosas te pasaron a ti, cuando me pasaron a mi.
Ahora estamos solos de nuevo, nuestros hijos tienen sus propias familias, ahora somos abuelos, no sólo padres.
Discutimos por las mañanas a causa de las píldoras que debemos tomar, por el jugo de naranja que olvide en la mesa desde ayer, por tu ropa tirada en la recamara como siempre!
Paso horas a tu lado, no hay necesidad de palabras, te siento, te huelo, tu mano toca la mía y sé que estas conmigo, sé que aun seguimos siendo uno.
El sol se pone y comenzamos el final de nuestro ritual diario, ver un rato de televisión, leer un poco, discutir de nuevo por las píldoras.
Un beso de las buenas noches y dormir uno al lado del otro, sientiéndo nuestra presencia, respirando nuestro olor, ese olor a viejo que dejamos de percibir hace tiempo, cuando empezamos a envejecer.
Cierro los ojos pensando que no podría vivir sin ti; por favor muramos juntos!

3:00am

3:00am Habiamos estado hablando tonterías, como siempre, dijiste que vendrías a verme y me besarías, obviamente no creí que lo fueras a hacer, seguimos bromeando y dijiste 'en 10 minutos estoy ahí' aun así lo dudaba, pero pasaron los 10 minutos y te tenía frente a mi, nervioso igual que yo, con las mismas ganas de besarnos.
Hablamos de tonterías y de pronto callaste mis labios con tus labios, tomaste mi cuello con tus manos mientras yo sentía que me derretía entre tus brazos.
Eran las 3:00 de la mañana y tenías que regresar a tu casa pero no queríamos dejar de besarnos, unos centrímetros de distancía no podían evitar la atracción de nuestras bocas, pero eran las 3:00am y tenías que regresar a tu casa.

Mi parte de la historia

Mi parte de la historia Recuerdo cuando nos vimos por primera vez, nuestras miradas se cruzaron, nuestros cuerpos se cruzaron y a la distancia nos volvimos a mirar, vivíamos en la misma calle, después te mudaste al 'cuartito de atrás', olías a cebolla, eras un niño bueno extrañando a mami, yo era dura contigo, alguna vez provoque tu llanto, no creo haber imaginado en esos momentos como iban a sucederse las cosas; poco tiempo basto para que en un acto de locura mío uniéramos nuestras bocas olvidando respirar, ja! y vaya que lo olvidamos, aquel momento fue en extremo excitante para ambos, te estremeció al borde del ansia, intentaste negarlo todo, aunque en seguida cambiaste de opinión, así comenzó nuestro idilio; nuestro apasionado, tormentoso, emocionante y culposo idilio.
Éramos unos niños creciendo juntos, experimentando juntos, avanzamos lentamente en el reconocimiento de nuestros cuerpos, de nuestras sensaciones, de nuestras emociones.
Nos mudamos, pero seguimos siendo vecinos, la mudanza franqueo las paredes, nosotros también cambiamos, sé que tal accidente era inevitable. No puedo señalar el momento exacto, posiblemente fue de manera gradual que fuimos enganchándonos más, fuimos penetrándonos más y repeliéndonos más, a medida que progresaban nuestros encuentros físicos, retrocedían nuestras coincidencias emocionales. En apariencia era en exceso contradictorio permanecer juntos puesto que ambos buscábamos lo que no nos podíamos dar, justo por tal motivo intentamos en innumerables ocasiones separarnos, 'dejarnos', pero por uno u otro lado volvíamos a afianzar el nudo, no estábamos listos para recorrer un camino distinto aunque en apariencia lo deseáramos, aún faltaba herirnos más, aún faltaba sentir que nos conocíamos y reconocíamos lo suficiente para saber que lo nuestro había terminado. Ese momento llego, sabíamos que ya no quedaba más camino por recorrer, ya nos habíamos apre(he)ndido lo suficiente, pero aún así nos costaba trabajo romper los lazos.
Por mi parte no puedo negar que me asustaba no tenerte cerca, me costaba dejar esas golosinas agridulces que me dabas, me aterraba pensar que al irte quedaría yo, un yo al que te antepuse, un yo al que antepongo lo que sea con tal de ocultarlo.
Nos dimos bastante placer, nos hicimos suficiente daño, gozamos juntos y el día de cerrar el juego llego, te fuiste sin decir adiós, dejé de pensar en ti sin darme cuenta, hasta que me encontré sola y pensando en mí.
Aún te recuerdo, no puedo ni quiero ocultarlo, pasé muchísimas cosas contigo, fueron 6 años de crecer a tu lado, ahora sigo creciendo pero por mi cuenta.
En fin ... así es la vida
Ya llegará alguien con quien pueda hacer por hacer.

Estaba hundida en un sofá de la pieza, en la mesa lateral estaba un viejo album de fotografías y un vaso vacío, la lluvia golpeaba furiosa los cristales de los ventanales mientras el resto de la casa permanecía en un estruendoso silencio, su rostro aún era cálido, sus labios mostraban un esbozo de sonrisa, su cabello caía sobre su hombro izquierdo.
Aquella mañana había despertado rodeada por sus brazos, se quedo inmóvil sólo observando como dormía, aspiraba su olor queriéndolo retener lo más posible, no quería que despertara, no quería disipar aquel momento.